Este extraño pez fue un gran descubrimiento que hice durante mi estancia en Filipinas.
No es fácil de ver, por ese motivo me siento orgulloso de haberlo encontrado. Se trata de un animal peligroso y fácilmente irritable. No le gusta sentirse observado, por lo que tuve que mantener las distancias. No quiero compartir el destino de Steve Irwin.
Cuentan las leyendas que una de las torturas más duras que perpetraban los piratas filipinos era introducir un ejemplar de pez pene por el ano de los castigados. No quiero ni pensar el dolor que tendrían que sufrir.
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